Hace 50 años, 27 de junio de 1973: golpe militar en Uruguay
La Red
Muchos activistas recordarán el golpe de Pinochet en Chile el 11 de septiembre de 1973. Pero unas semanas antes, el 27 de junio del mismo año, se produjo un golpe militar en Uruguay: la dictadura se mantendría hasta 1984... 11 años de torturas, "desapariciones", encarcelamientos, robo de niños y persecución de revolucionarios, demócratas, sindicalistas, resistentes y solidarios. Todo a gran escala: más de 10.000 presos políticos torturados sistemáticamente; unas 400.000 personas obligadas a exiliarse (para un país de menos de 3 millones de habitantes).
Pero la represión había comenzado mucho antes, sobre todo desde la promulgación de medidas de excepción en junio de 1968 por el gobierno "democrático" entonces en el poder. Se legalizaron la censura y la posibilidad de detención sin cargos. Así se preparó el terreno para los militares, que adquirieron un papel cada vez más importante, que culminó el 26 de junio de 1973 (el 30 de junio se disolvió la Convención nacional de los trabajadores (CNT), aunque muchos de sus miembros siguieron luchando en la clandestinidad, iniciando una huelga general contra el golpe, a partir del 26 de junio, que duró hasta el 12 de julio).
Eran los años en que el imperialismo US instalaba y apoyaba dictaduras en toda Sudamérica. El Plan Cóndor, urdido por el imperialismo norteamericano, afectó a Uruguay, Chile, Argentina, Brasil y Bolivia. En todas partes había represión, asesinatos, leyes destructoras de la libertad, etc., y el capitalismo prosperaba con la sangre del pueblo y de los trabajadores.
Eran los años de la emergencia de la reacción capitalista a gran escala, de lo que se conocería como neoliberalismo, el reinado del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de todas las instituciones capitalistas encargadas de empobrecer e insegurizar a los trabajadores, para garantizar la riqueza de la minoría que los explota.
Son los años de la resistencia de mujeres y hombres que aman la libertad y se niegan a aceptar la regresión social, política, cultural y humana. Entre ellos, muchos sindicalistas, especialmente perseguidos por estas dictaduras porque representaban un peligro, el de la lucha colectiva popular, adaptada a las difíciles condiciones de la época pero sin rendirse.
Si la dictadura militar tuvo sus orígenes en un régimen supuestamente democrático, su final también estuvo marcado por esa connivencia: la "transición democrática" de principios de los años ochenta reprimió los movimientos sociales con la misma ferocidad de siempre. En diciembre de 1986, un nuevo "régimen democrático" aprobó una ley de amnistía que permitía a los responsables de la sangrienta represión eludir el juicio. Aún hoy, dirigentes políticos y militares siguen reivindicando explícitamente la dictadura... La impunidad sigue estando a la orden del día para casi todos los torturadores. El gobierno actual apoya esta política de negación.
Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas saludan a todos los que se han enfrentado a estos regímenes. También hoy la solidaridad sindical internacional es una necesidad; ese es el sentido del mensaje que enviamos a nuestros compañeros del PIT-CNT de Uruguay.