7 de abril: Día Mundial (de Lucha) por la Salud
Solidaires (CM)
El 7 de abril es el Día Mundial de la Salud. Para las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas se trata de una jornada reivindicativa. El contexto sanitario y social en el que nos encontramos después de este último año nos recuerda con insistencia que no podemos caer en la celebración de una jornada de consenso en la que se pretenda transmitir la idea de que todo el mundo defiende el derecho a la salud de todos y todas, ya sean sindicalistas o patronos, ya usuarios o gobernantes, ya sean quienes en todo el mundo luchan por defenderlo o los accionistas de la industria farmacéutica.
Con la pandemia de COVID-19, los trabajadores y las trabajadoras del sector de la salud se han enfrentado a una situación muy difícil: condiciones de trabajo muy duras, escasez de personal, infraestructuras deficientes e insuficientes, órdenes y contra-órdenes a menudo inaplicables emitidas por una jerarquía que ha mostrado toxicidad, falta de material, etc. Todo ello resulta de unas políticas de salud pública que en realidad apenas se preocupan de la salud pública y priman los intereses económicos de los accionariados de las empresas farmacéuticas y de los propietarios de clínicas privadas. Los países más ricos han confiscado más dosis de las que necesitan para vacunar a la totalidad de su población: ¡el imperialismo y el colonialismo son realidades bien presentes! Israel ha vacunado masivamente a su población, vacunando a la vez la llegada de vacunas a Palestina… Lo decíamos el año pasado, los capitalistas no se han inventado la pandemia de COVID-19, pero son responsables de su extensión, de su duración y de sus horribles consecuencias a escala mundial. Además, utilizan esta situación para imponer medidas liberticidas, mientras que las disposiciones adoptadas para reforzar la protección de la salud resultan, a menudo, insuficientes (para no “destruir la economía”, es decir, para no poner en peligro los beneficios de los capitalistas) y a veces totalmente incoherentes.
A pesar de todo, a lo largo de este año, la lucha de los trabajadores y las trabajadoras del sector de la salud han sido numerosas. Esto se refleja, en primer lugar, en su capacidad de organización e iniciativa a diario: ¡no son los gobiernos, ni los comentaristas políticos o sus patronos quienes han salvado vidas, sino los trabajadores y las trabajadoras! En todos los continentes, huelgas y manifestaciones se han multiplicado. El personal hospitalario he estado en primera línea: las enfermeras y el conjunto de las mujeres del sector entre ellas muy frecuentemente. Ellas y ellos luchan por mejorar sus condiciones de trabajo (tiempos y organización del trabajo, plantillas, remuneración, etc.). De manera más amplia, los colectivos ciudadanos luchan para que la salud sea realmente un derecho accesible a todos y todas en todo el mundo. Entre las reivindicaciones que se han puesto en primer plano se encuentran: la suspensión de patentes para que las vacunas sean bienes comunes y no mercancías de las que una minoría se beneficie; y la intervención de las empresas que fabrican las vacunas. Se trata de medidas de urgencia, pero también de reivindicaciones que abrirán la vía a una sociedad en la que las necesidades de la gente sean realmente una prioridad.
Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas apoyan las iniciativas emprendidas con ocasión del 7 de abril en numerosos países. ¡Que sean los trabajadores y las trabajadoras del sector quienes, junto con las personas usuarias, tomen la gestión en sus manos!
Con la pandemia de COVID-19, los trabajadores y las trabajadoras del sector de la salud se han enfrentado a una situación muy difícil: condiciones de trabajo muy duras, escasez de personal, infraestructuras deficientes e insuficientes, órdenes y contra-órdenes a menudo inaplicables emitidas por una jerarquía que ha mostrado toxicidad, falta de material, etc. Todo ello resulta de unas políticas de salud pública que en realidad apenas se preocupan de la salud pública y priman los intereses económicos de los accionariados de las empresas farmacéuticas y de los propietarios de clínicas privadas. Los países más ricos han confiscado más dosis de las que necesitan para vacunar a la totalidad de su población: ¡el imperialismo y el colonialismo son realidades bien presentes! Israel ha vacunado masivamente a su población, vacunando a la vez la llegada de vacunas a Palestina… Lo decíamos el año pasado, los capitalistas no se han inventado la pandemia de COVID-19, pero son responsables de su extensión, de su duración y de sus horribles consecuencias a escala mundial. Además, utilizan esta situación para imponer medidas liberticidas, mientras que las disposiciones adoptadas para reforzar la protección de la salud resultan, a menudo, insuficientes (para no “destruir la economía”, es decir, para no poner en peligro los beneficios de los capitalistas) y a veces totalmente incoherentes.
A pesar de todo, a lo largo de este año, la lucha de los trabajadores y las trabajadoras del sector de la salud han sido numerosas. Esto se refleja, en primer lugar, en su capacidad de organización e iniciativa a diario: ¡no son los gobiernos, ni los comentaristas políticos o sus patronos quienes han salvado vidas, sino los trabajadores y las trabajadoras! En todos los continentes, huelgas y manifestaciones se han multiplicado. El personal hospitalario he estado en primera línea: las enfermeras y el conjunto de las mujeres del sector entre ellas muy frecuentemente. Ellas y ellos luchan por mejorar sus condiciones de trabajo (tiempos y organización del trabajo, plantillas, remuneración, etc.). De manera más amplia, los colectivos ciudadanos luchan para que la salud sea realmente un derecho accesible a todos y todas en todo el mundo. Entre las reivindicaciones que se han puesto en primer plano se encuentran: la suspensión de patentes para que las vacunas sean bienes comunes y no mercancías de las que una minoría se beneficie; y la intervención de las empresas que fabrican las vacunas. Se trata de medidas de urgencia, pero también de reivindicaciones que abrirán la vía a una sociedad en la que las necesidades de la gente sean realmente una prioridad.
Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas apoyan las iniciativas emprendidas con ocasión del 7 de abril en numerosos países. ¡Que sean los trabajadores y las trabajadoras del sector quienes, junto con las personas usuarias, tomen la gestión en sus manos!