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Terremoto causa más de 11 mil muertes y afecta a los más vulnerables
Siria, Turquía

Terremoto causa más de 11 mil muertes y afecta a los más vulnerables

La población más pobre, los refugiados y los desplazados internos viven en los lugares más afectados por los temblores

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Imágenes aterradoras de montañas de escombros y edificios en ruinas han impactado en el mundo esta madrugada de domingo a lunes (6). Un terremoto de magnitud 7,8 alcanzó el sur de Turquía y el norte de Siria, matando, según informes del miércoles (8), más de 11 mil personas. 

En Turquía, murieron más de 8.500 y en Siria, en regiones ya muy afectadas por la destrucción de la guerra, como Aleppo, Hama, Latakia y Tartus, hubo más de 2.600 víctimas fatales.

Según los socorristas de los "Casquetes Blancos", al menos 700 muertes fueron reportadas en áreas fuera del control del régimen de Assad. Las autoridades estiman que en total, alrededor de 35 mil resultaron heridos a causa del sismo.

Además del hecho de que el terremoto ocurrió durante la madrugada, cuando la mayoría de la gente todavía estaba durmiendo en sus casas, las regiones afectadas de ambos países tienen características que propiciaron una tragedia de esta magnitud. En Turquía, la zona afectada de Gaziantep es poblada (2 millones de personas) y, como en todo el territorio turco, las construcciones son inapropiadas para soportar fuertes temblores de tierra; en 1999, el terremoto de Izmit mató a más de 17 mil personas.

En 2004, se creó una ley que exigía que las nuevas construcciones siguieran estándares de seguridad contra terremotos. Sin embargo, en 2020, a pesar de la legislación, otro terremoto alcanzó la costa del mar Egeo y mató a 114 personas.

Al norte de Siria, varios grupos étnicos viven en condiciones muy precarias. Muchos viven en campamentos de refugiados en una región que está fuera del control del régimen sirio y, por lo tanto, no reciben ningún tipo de apoyo asistencial de Bashar al-Assad.

Normalmente, esta población ya enfrenta condiciones precarias sin ninguna interferencia de la naturaleza. La región todavía está constantemente sujeta a ataques militares, conflictos internos y otros riesgos para la seguridad. La población enfrenta dificultades económicas, incluyendo una alta tasa de desempleo, la pobreza, el hambre, la falta de acceso a la educación y a los servicios de salud y la precaria infraestructura básica, como sistemas de energía y alcantarillado.

Por lo tanto, un terremoto de tal magnitud como el ocurrido en la madrugada del 6 de febrero solo hace la situación aún más complicada.

Victorios Shams, periodista sirio que vive en Brasil desde 2015, describió tal escenario para esta población vulnerable. "Debido a estar en un territorio aparte del control del régimen de Assad, estas personas no reciben ninguna ayuda humanitaria ni siquiera atención inmediata en el rescate de los heridos".

En una escena divulgada por la prensa local, un hombre lamenta la falta de apoyo humanitario. En otra, un bebé fue parido por cesárea en medio de los escombros. El recién nacido fue rescatado, pero toda su familia, incluyendo a su madre, murió bajo los escombros.

Rawa Alsagheer, palestina nacida en Siria, también llegó a Brasil en 2015. Con familiares que todavía viven en Siria, ella confirmó que "en la región afectada por los temblores sísmicos los propios sobrevivientes intentan rescatar a las personas o siguen por cuenta propia en busca de desaparecidos".

El invierno y el desalojo

La región afectada por el terremoto tiene, para este período del año, temperaturas medias que generalmente varían entre 2 a 8 grados Celsius en el norte de Siria y entre 5 a 12 grados Celsius en el sur de Turquía.

En esta situación dramática, el invierno puede ser particularmente difícil para refugiados y desplazados internos debido a una serie de factores. Muchos de ellos viven en tiendas o construcciones improvisadas que no ofrecen protección adecuada contra el frío y las condiciones climáticas adversas.

El acceso a agua potable puede ser limitado en este período del año debido a las condiciones climáticas adversas, el transporte y la distribución de alimentos también pueden verse afectados, y el frío y las condiciones insalubres pueden aumentar el riesgo de enfermedades, especialmente entre niños y personas mayores.

La vulnerabilidad no es una tragedia

En general, la región sur de Turquía es menos desarrollada y menos industrializada que las regiones costeras del Mar Mediterráneo y el Mar Negro, y por lo tanto expresa concretamente las desigualdades sociales y económicas entre las diferentes comunidades locales.

En el caso del norte de Siria, el resultado de la crisis migratoria es otra prueba de que la situación social más frágil no se trata de una tragedia ni de resultado de los acontecimientos adversos de la naturaleza.

Con la guerra de Assad, muchas personas se vieron obligadas a huir de sus hogares y comunidades debido a la violencia y el conflicto, resultando en una gran crisis humanitaria.

Desde el inicio del masacre del régimen sirio contra el levantamiento popular en el país en 2011, muchas personas han buscado refugio en países vecinos, principalmente en Turquía.

De acuerdo con el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), Turquía es actualmente el país que alberga el mayor número de refugiados sirios, con más de 3,5 millones registrados (64% de los refugiados sirios fueron a Turquía).

Los palestinos también componen esta población. Antes de la guerra en Siria, había alrededor de 560 mil refugiados palestinos en el país. El número actual de refugiados palestinos en Siria es desconocido, pero las estimaciones sugieren que hay menos de 100 mil registrados oficialmente en el país. Vivieron en regiones, como explicado por Shams, fuera del control del régimen sirio.

Los principales campos de refugiados situados en la región siria azotada por el terremoto son el Al Hol, situado en la provincia de Al-Hasakah, que alberga aproximadamente 62 mil personas, principalmente mujeres y niños desplazados de otras áreas de Siria, Ain Issa, situado en la provincia de Raqqa, que alberga aproximadamente 13 mil personas, incluyendo muchos desplazados de la región de Raqqa y Deir ez-Zor, 

El Campo de Al Rukban, ubicado en la frontera entre Siria y Jordania, que alberga a unas 40.000 personas, incluyendo a muchos desplazados de la región de Deir ez-Zor, y el más conocido, el Campo de Idlib, con unos 70.000 refugiados, que enfrentan dificultades como el aumento de precios de productos básicos y escasez de alimentos.

Al sur de Turquía, parte que sintió fuertemente el terremoto, también hay varios campos de refugiados que albergan a personas desplazadas de Siria. Entre los principales está Nizip, ubicado en la provincia de Gaziantep (región del epicentro del temblor), y que es uno de los campos de refugiados más grandes en Turquía, albergando a unas 26.000 personas.

También está el Campo de Kilis, ubicado en la provincia de Kilis, que alberga a unas 13.000 personas, incluyendo a muchos desplazados de la región de Aleppo, el Campo de Osmaniye, ubicado en la provincia de Osmaniye, que alberga a unas 10.000 personas, incluyendo a muchos desplazados de la región de Idlib, y el Campo de Sanliurfa, que alberga a unas 18.000 personas.

Aunque muchos de los campos tienen construcciones más simples que las que existen en las ciudades, con la destrucción de los grandes centros urbanos y la dificultad para el transporte, rescate y envío de insumos para estas poblaciones en vulnerabilidad, la situación debería escalar.

Por lo tanto, muchos todavía pueden morir bajo los escombros, con hambre o frío, víctimas del descuido de los gobiernos y de los regímenes que obligan a la huida masiva de poblaciones que solo buscan el derecho a la vida y la dignidad.

Es necesario que las poblaciones afectadas sean acogidas efectivamente, con el fin de evitar que las violencias de la pobreza o el refugio se profundicen aún más por las garras del capitalismo que limita y crea fronteras, que hace más peso en montañas de escombros y muertos por guerras y desigualdades económicas y sociales.

 

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