Hacia la movilización transnacional de los migrantes el 17 de octubre
Publicamos el discurso que Rafaela Pimentel, trabajadora doméstica migrante y miembro del colectivo español Territorio Doméstico, nos envió con motivo de la primera reunión de la Coordinación de Migrantes Transnacionales, a la que asistieron migrante
Solidaires (CM)
Buenos días, soy Rafaela Pimentel Lara, soy empleada doméstica y migrante desde hace 28 años en Madrid y formo parte del colectivo Territorio Doméstico, un grupo que lucha por las necesidades de las trabajadoras domésticas, cuidadoras y también de las personas migrantes que reclaman documentos para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. Como trabajadoras domésticas y cuidadoras, mujeres migrantes, pero también mujeres locales, estamos luchando juntas para que el trabajo de cuidado se reorganice y para que las mujeres no sean las únicas que tengan que hacerse cargo de él. Con el colectivo Territorio Domestico, comenzamos en 2006 a hablar de nuestro trabajo, a darle visibilidad para sacarlo de la esfera doméstica y privada y a politizarlo. Queremos los mismos derechos que cualquier otro trabajador, queremos que este trabajo sea reconocido socialmente y no queremos que las mujeres sean las únicas que lo lleven a cabo. Nos reunimos en asambleas en las que compartimos nuestros conocimientos, en las que aprendemos unas de otras y en las que realmente nos pensamos como sujeto colectivo. Con el colectivo Territorio Domestico, también hemos formado con otras compañeras y colegas un espacio llamado "Camino del Cuidado" para que las personas vulnerables o con dificultades puedan entrar en el mercado laboral con mejores condiciones, menos precarias y más dignas, independientemente de que tengan o no documentos.
El hecho de ser migrante o de no tener documentos afecta mucho a nuestro trabajo, lo hace precario, determina las condiciones de trabajo porque sin documentos no se tienen derechos. Sin documentos, no tienes poder. Las vidas de los migrantes indocumentados valen cada vez menos porque no tenemos derechos y somos invisibles, no estamos realmente dentro de la sociedad porque la gente no reconoce la importancia del trabajo que hacemos.
Creemos que una lucha común entre grupos y colectivos de diferentes países europeos por la regularización puede fortalecer las luchas locales. Creemos que las personas que hacen trabajos importantes como el trabajo doméstico deben ser regularizadas. Nuestra lucha está atravesada por diferentes luchas como la lucha por la vivienda, la salud, la educación, el transporte, que son derechos también relacionados con la disponibilidad de documentos y que son problemas locales, pero que al mismo tiempo pueden convertirse en desafíos internacionales o europeos y pueden conducir a políticas comunes que garanticen estos derechos. Por lo tanto, nos parece que la lucha por la regularización entre grupos de diferentes países es muy importante porque puede reforzar, y de hecho ya refuerza considerablemente, las luchas locales que estamos llevando a cabo.
Las dificultades con las que nos encontramos en nuestras luchas son diferentes, pero quienes hacemos un trabajo precario y quienes carecemos de papeles tenemos un gran problema de organización. La precariedad y la falta de documentos dificultan nuestra organización y la complican, porque tenemos que trabajar largas horas día y noche, a menudo haciendo trabajos lejos y en espacios privados donde estamos solas. Otra dificultad cotidiana es la falta de derechos en el trabajo. Pero también creemos que socializando estas dificultades y compartiendo nuestra lucha podemos ser más fuertes.
Creemos que para fortalecer las luchas locales a través de una iniciativa transnacional debemos buscar un terreno común: la cuestión de las condiciones laborales y de trabajo que muchos y muchas migrantes experimentan a nivel transnacional. La regularización y los derechos en el trabajo son elementos comunes fundamentales. Como migrantes, realizamos tareas esenciales y también somos esenciales para las economías de nuestros países de origen. Gracias a las remesas, permitimos que nuestros seres queridos resistan y sobrevivan.
Con el fin de reunir a más grupos en Europa y más allá, creemos que debemos seguir insistiendo en la organización: la unión nos hace más fuertes. Necesitamos pensar juntas en estrategias para que nos reconozcan como inmigrantes y reconozcan nuestro trabajo. El punto común de nuestras luchas y el punto de partida de nuestro camino común es la demanda de regularización. La lucha colectiva es esencial: queremos que las personas inmigrantes, cuando lleguen a Europa, tengan los mismos derechos que las nacionales de sus países miembros, pero por eso debemos forjar alianzas y organizarnos para construir una sociedad en la que no haya más desigualdad y en la que ya no sea necesario luchar para que los y las inmigrantes obtengan reconocimiento social. Los documentos afectan a las condiciones de trabajo y nos obligan a hacer todo tipo de trabajo en Europa y en el mundo para sobrevivir. Por eso debemos pedir la regularización. Creo que este es el punto clave en el terreno común que tenemos ahora porque es algo que está sucediendo en todo el mundo. Nos parece una gran oportunidad para coordinar y poner en común el tema de la regularización: nos hemos organizado durante muchos años en diversas luchas por los documentos, pero es hora de que nos unamos. Debemos decir que nuestras vidas importan. Pensamos que es un gran momento y que para ganar esta lucha debemos coordinarnos desde diferentes países, donde, como mujeres y hombres migrantes, vivimos las mismas condiciones: hacemos los mismos tipos de trabajo casi en todas partes, trabajos precarios en condiciones vulnerables e invisibles. En este momento es muy importante que nos unamos y pongamos las vidas de los y las migrantes en el centro. Los documentos son necesarios para tener una vida mejor, y nuestras vidas son tan buenas como las de los demás, ya seamos migrantes, negras, mujeres o pobres. Para ganar esta lucha a nivel europeo, debemos permanecer unidas.
Es importante articular las luchas de los y las migrantes con la condición y la lucha de las mujeres, porque solo así evitaremos que alguien se quede atrás. Como feministas, creemos que debemos luchar para poner nuestras vidas en el centro, para construir una sociedad sin desigualdades, donde a las mujeres no se les diga dónde pertenecen, sino que estén al frente de la lucha. Necesitamos una lucha feminista para construir una sociedad que ya no sea capitalista, patriarcal y racista.
Gracias a todos y todas y espero que podamos tener una reunión que nos lleve a un plan común, porque este es un momento crucial para crear estrategias de lucha que nos unan. Como mujeres, estamos al frente de la mayoría de estas luchas, como las luchas por el derecho a la vivienda, la salud y el trabajo decente. Se nos dice que nuestro trabajo es esencial, pero en realidad no tenemos derechos. Ahora es el momento perfecto para idear una estrategia y cruzar las fronteras que nos dividen. Aunque estemos en países diferentes, vivimos en sociedades capitalistas, patriarcales y racistas con las mismas condiciones para las mujeres, las pobres y las personas que viven en condiciones precarias e invisibles. ¡Es hora de luchar juntos!
El hecho de ser migrante o de no tener documentos afecta mucho a nuestro trabajo, lo hace precario, determina las condiciones de trabajo porque sin documentos no se tienen derechos. Sin documentos, no tienes poder. Las vidas de los migrantes indocumentados valen cada vez menos porque no tenemos derechos y somos invisibles, no estamos realmente dentro de la sociedad porque la gente no reconoce la importancia del trabajo que hacemos.
Creemos que una lucha común entre grupos y colectivos de diferentes países europeos por la regularización puede fortalecer las luchas locales. Creemos que las personas que hacen trabajos importantes como el trabajo doméstico deben ser regularizadas. Nuestra lucha está atravesada por diferentes luchas como la lucha por la vivienda, la salud, la educación, el transporte, que son derechos también relacionados con la disponibilidad de documentos y que son problemas locales, pero que al mismo tiempo pueden convertirse en desafíos internacionales o europeos y pueden conducir a políticas comunes que garanticen estos derechos. Por lo tanto, nos parece que la lucha por la regularización entre grupos de diferentes países es muy importante porque puede reforzar, y de hecho ya refuerza considerablemente, las luchas locales que estamos llevando a cabo.
Las dificultades con las que nos encontramos en nuestras luchas son diferentes, pero quienes hacemos un trabajo precario y quienes carecemos de papeles tenemos un gran problema de organización. La precariedad y la falta de documentos dificultan nuestra organización y la complican, porque tenemos que trabajar largas horas día y noche, a menudo haciendo trabajos lejos y en espacios privados donde estamos solas. Otra dificultad cotidiana es la falta de derechos en el trabajo. Pero también creemos que socializando estas dificultades y compartiendo nuestra lucha podemos ser más fuertes.
Creemos que para fortalecer las luchas locales a través de una iniciativa transnacional debemos buscar un terreno común: la cuestión de las condiciones laborales y de trabajo que muchos y muchas migrantes experimentan a nivel transnacional. La regularización y los derechos en el trabajo son elementos comunes fundamentales. Como migrantes, realizamos tareas esenciales y también somos esenciales para las economías de nuestros países de origen. Gracias a las remesas, permitimos que nuestros seres queridos resistan y sobrevivan.
Con el fin de reunir a más grupos en Europa y más allá, creemos que debemos seguir insistiendo en la organización: la unión nos hace más fuertes. Necesitamos pensar juntas en estrategias para que nos reconozcan como inmigrantes y reconozcan nuestro trabajo. El punto común de nuestras luchas y el punto de partida de nuestro camino común es la demanda de regularización. La lucha colectiva es esencial: queremos que las personas inmigrantes, cuando lleguen a Europa, tengan los mismos derechos que las nacionales de sus países miembros, pero por eso debemos forjar alianzas y organizarnos para construir una sociedad en la que no haya más desigualdad y en la que ya no sea necesario luchar para que los y las inmigrantes obtengan reconocimiento social. Los documentos afectan a las condiciones de trabajo y nos obligan a hacer todo tipo de trabajo en Europa y en el mundo para sobrevivir. Por eso debemos pedir la regularización. Creo que este es el punto clave en el terreno común que tenemos ahora porque es algo que está sucediendo en todo el mundo. Nos parece una gran oportunidad para coordinar y poner en común el tema de la regularización: nos hemos organizado durante muchos años en diversas luchas por los documentos, pero es hora de que nos unamos. Debemos decir que nuestras vidas importan. Pensamos que es un gran momento y que para ganar esta lucha debemos coordinarnos desde diferentes países, donde, como mujeres y hombres migrantes, vivimos las mismas condiciones: hacemos los mismos tipos de trabajo casi en todas partes, trabajos precarios en condiciones vulnerables e invisibles. En este momento es muy importante que nos unamos y pongamos las vidas de los y las migrantes en el centro. Los documentos son necesarios para tener una vida mejor, y nuestras vidas son tan buenas como las de los demás, ya seamos migrantes, negras, mujeres o pobres. Para ganar esta lucha a nivel europeo, debemos permanecer unidas.
Es importante articular las luchas de los y las migrantes con la condición y la lucha de las mujeres, porque solo así evitaremos que alguien se quede atrás. Como feministas, creemos que debemos luchar para poner nuestras vidas en el centro, para construir una sociedad sin desigualdades, donde a las mujeres no se les diga dónde pertenecen, sino que estén al frente de la lucha. Necesitamos una lucha feminista para construir una sociedad que ya no sea capitalista, patriarcal y racista.
Gracias a todos y todas y espero que podamos tener una reunión que nos lleve a un plan común, porque este es un momento crucial para crear estrategias de lucha que nos unan. Como mujeres, estamos al frente de la mayoría de estas luchas, como las luchas por el derecho a la vivienda, la salud y el trabajo decente. Se nos dice que nuestro trabajo es esencial, pero en realidad no tenemos derechos. Ahora es el momento perfecto para idear una estrategia y cruzar las fronteras que nos dividen. Aunque estemos en países diferentes, vivimos en sociedades capitalistas, patriarcales y racistas con las mismas condiciones para las mujeres, las pobres y las personas que viven en condiciones precarias e invisibles. ¡Es hora de luchar juntos!