
Por un ferrocarril social, ecológico, seguro, tomemos la mejor vía para salir de la crisis: ¡elijamos desde ahora los desvíos adecuados!
Solidaires (CM)
Nos enfrentamos actualmente a una crisis sanitaria mundial ligada al Covid-19 que por desgracia golpea, día tras días, cada vez a más víctimas. Lo venimos diciendo desde hace semanas: ni los gobiernos ni las patronales han creado el virus, pero son responsables de su propagación planetaria y de sus dramáticas consecuencias.
Los «poderes públicos» han demostrado su ineficacia y confirmado, una vez más, que el interés colectivo no les importa: dan muchas de ello las consignas contradictorias, la carencia de material y de productos de protección, el número insuficiente de tests de los que disponen, el mantenimiento de la actividad en muchos sectores productivos solo por la presión de las patronales, etc.
El ferrocarril también se ha visto afectado, tanto en el transporte ferroviario como en otras actividades vinculadas: limpieza, mantenimiento, restauración, prevención/seguridad, etc. En nuestro sector nos enfrentamos a un requerimiento contradictorio conforme al cual nos reiteran machaconamente la necesidad imperiosa del confinamiento (¡algo muy real!), que a la vez se acompaña de medidas destinadas a mandar de vuelta al trabajo a un alto número de empleados y empleadas cuya actividad no está vinculada a servicios absolutamente indispensables para cubrir las necesidades esenciales de la colectividad.
El derecho de abandonar el puesto de trabajo ante una situación de peligro para la salud es una medida de salud pública: las direcciones de las empresas, sin embargo, lo cuestionan con el apoyo de los poderes públicos. Las personas responsables de estas decisiones deberán asumir las consecuencias. En la actualidad, circulan todavía trenes de mercancía cuya única utilidad es transportar material para que funcionen las fábricas y las zonas de construcción que deberían parar para proteger a sus plantillas. ¡Pero el accionariado de estas empresas, de BTP o de las del automóvil, por ejemplo, no tienen remedio!
La patronal busca por todos los medios penalizar a quienes han de cumplir con el confinamiento (desempleo parcial, cuidado de menores, teletrabajo, etc.), erosionando sus derechos con el aval y el apoyo de los poderes públicos. Aquellas personas que no han de acudir a su puesto de trabajo deberían beneficiarse del 100% de su salario, sea cual sea su situación administrativa.
El confinamiento es el único medio para proteger al conjunto de la población. Es en parte consecuencia de la negligencia de los poderes públicos en materia de prevención y de salud pública, pero se debe aplicar a todos y a todas, con la excepción de aquellos servicios de utilidad pública que deban seguir funcionando durante este periodo. En estos últimos, son los propios trabajadores y las propias trabajadoras quienes deben organizar su funcionamiento; ¡no las direcciones de las empresas, que se mantienen alejadas de los lugares de trabajo, sino quienes hacen frente y conocen el peligro de muerte que entrañan!
Los accionariados de las empresas privadas quieren beneficiarse de esta crisis sanitaria. Han reclamado dinero público sin escrúpulos. Así, Alliance of Rail new Entrants (Allrail), que agrupa a NTV, Rail Freight Group, Westbahn, MTR, Transdev, FlixTrain, Leo express, o Ilsa, se felicita por los anuncios de la Comisión Europea que abren la vía a que los operadores privados se beneficien de subvenciones directas e indirectas. Y reclaman más: que se les otorguen préstamos de dinero público, la suspensión del pago de los impuestos y las contribuciones sociales, que el Estado avale los créditos que soliciten, la posibilidad de aplazar el pago de tasas por el leasing de material que han utilizado ya y la suspensión del pago de tasas por el uso de las infraestructuras (públicas) hasta finales de 2021. Las empresas privadas de fuera de Europa tienen las mismas exigencias. En África, además, las consecuencias del colonialismo agravan todavía más la situación.
Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas y de la Red Rail Sin Fronteras exigen:
-* La limitación de las actividades ferroviarias a lo estrictamente necesario durante este periodo
-* Que se implementen, allí donde deba continuar la actividad, todas las medidas de protección de la salud y de la vida para el personal ferroviario: material y productos de protección individual, una organización del trabajo que permita los gestos-barrera, la reducción del tiempo de trabajo para tener en cuenta todas las dificultades a las que se enfrenta el personal fuera del horario laboral…
-* Que cuestionen las privatizaciones y se desarrollen servicios públicos de ferrocarril a las escalas adecuadas (regiones, países, continentes) según las necesidades definidas por la población y no en función de las necesidades del capitalismo, como ocurre hoy. Desde este punto de vista, la situación actual muestra así la urgencia de superar la mera “nacionalización” cuando esto entraña dar el poder a los gobiernos. Son los trabajadores y las trabajadoras quienes deben tomar las decisiones. En las empresas, así como en los barrios. El ferrocarril, más que otros sectores, trabaja más allá de lo local, pero hace tiempo ya que conocemos las ventajas de la cooperación.
-* Como trabajadores y trabajadoras de los ferrocarriles, nos reafirmamos en que el ferrocarril es un medio de transporte que debe ser potenciado por razones ecológicas, sociales y de seguridad, aunque cuestionamos también el transporte inútil y planteamos la necesidad de relocalizar la producción y su distribución. El futuro del planeta está en juego.
Los «poderes públicos» han demostrado su ineficacia y confirmado, una vez más, que el interés colectivo no les importa: dan muchas de ello las consignas contradictorias, la carencia de material y de productos de protección, el número insuficiente de tests de los que disponen, el mantenimiento de la actividad en muchos sectores productivos solo por la presión de las patronales, etc.
El ferrocarril también se ha visto afectado, tanto en el transporte ferroviario como en otras actividades vinculadas: limpieza, mantenimiento, restauración, prevención/seguridad, etc. En nuestro sector nos enfrentamos a un requerimiento contradictorio conforme al cual nos reiteran machaconamente la necesidad imperiosa del confinamiento (¡algo muy real!), que a la vez se acompaña de medidas destinadas a mandar de vuelta al trabajo a un alto número de empleados y empleadas cuya actividad no está vinculada a servicios absolutamente indispensables para cubrir las necesidades esenciales de la colectividad.
El derecho de abandonar el puesto de trabajo ante una situación de peligro para la salud es una medida de salud pública: las direcciones de las empresas, sin embargo, lo cuestionan con el apoyo de los poderes públicos. Las personas responsables de estas decisiones deberán asumir las consecuencias. En la actualidad, circulan todavía trenes de mercancía cuya única utilidad es transportar material para que funcionen las fábricas y las zonas de construcción que deberían parar para proteger a sus plantillas. ¡Pero el accionariado de estas empresas, de BTP o de las del automóvil, por ejemplo, no tienen remedio!
La patronal busca por todos los medios penalizar a quienes han de cumplir con el confinamiento (desempleo parcial, cuidado de menores, teletrabajo, etc.), erosionando sus derechos con el aval y el apoyo de los poderes públicos. Aquellas personas que no han de acudir a su puesto de trabajo deberían beneficiarse del 100% de su salario, sea cual sea su situación administrativa.
El confinamiento es el único medio para proteger al conjunto de la población. Es en parte consecuencia de la negligencia de los poderes públicos en materia de prevención y de salud pública, pero se debe aplicar a todos y a todas, con la excepción de aquellos servicios de utilidad pública que deban seguir funcionando durante este periodo. En estos últimos, son los propios trabajadores y las propias trabajadoras quienes deben organizar su funcionamiento; ¡no las direcciones de las empresas, que se mantienen alejadas de los lugares de trabajo, sino quienes hacen frente y conocen el peligro de muerte que entrañan!
Los accionariados de las empresas privadas quieren beneficiarse de esta crisis sanitaria. Han reclamado dinero público sin escrúpulos. Así, Alliance of Rail new Entrants (Allrail), que agrupa a NTV, Rail Freight Group, Westbahn, MTR, Transdev, FlixTrain, Leo express, o Ilsa, se felicita por los anuncios de la Comisión Europea que abren la vía a que los operadores privados se beneficien de subvenciones directas e indirectas. Y reclaman más: que se les otorguen préstamos de dinero público, la suspensión del pago de los impuestos y las contribuciones sociales, que el Estado avale los créditos que soliciten, la posibilidad de aplazar el pago de tasas por el leasing de material que han utilizado ya y la suspensión del pago de tasas por el uso de las infraestructuras (públicas) hasta finales de 2021. Las empresas privadas de fuera de Europa tienen las mismas exigencias. En África, además, las consecuencias del colonialismo agravan todavía más la situación.
Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas y de la Red Rail Sin Fronteras exigen:
-* La limitación de las actividades ferroviarias a lo estrictamente necesario durante este periodo
-* Que se implementen, allí donde deba continuar la actividad, todas las medidas de protección de la salud y de la vida para el personal ferroviario: material y productos de protección individual, una organización del trabajo que permita los gestos-barrera, la reducción del tiempo de trabajo para tener en cuenta todas las dificultades a las que se enfrenta el personal fuera del horario laboral…
-* Que cuestionen las privatizaciones y se desarrollen servicios públicos de ferrocarril a las escalas adecuadas (regiones, países, continentes) según las necesidades definidas por la población y no en función de las necesidades del capitalismo, como ocurre hoy. Desde este punto de vista, la situación actual muestra así la urgencia de superar la mera “nacionalización” cuando esto entraña dar el poder a los gobiernos. Son los trabajadores y las trabajadoras quienes deben tomar las decisiones. En las empresas, así como en los barrios. El ferrocarril, más que otros sectores, trabaja más allá de lo local, pero hace tiempo ya que conocemos las ventajas de la cooperación.
-* Como trabajadores y trabajadoras de los ferrocarriles, nos reafirmamos en que el ferrocarril es un medio de transporte que debe ser potenciado por razones ecológicas, sociales y de seguridad, aunque cuestionamos también el transporte inútil y planteamos la necesidad de relocalizar la producción y su distribución. El futuro del planeta está en juego.
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