La dictadura neoliberal y misógina de Ortega
Una delegación de Union syndicale Solidaires se reunió con Mónica Baltodano cuando estuvo en París. Este artículo fue redactado para el diario L'Humanité, que lo publicó suprimiendo algunos pasajes y colocando junto a él ¡un artículo que elogiab
Mónica Baltodano
Al retornar al gobierno en 2007, Ortega evidenció que es la antítesis de la revolución sandinista de 1979. Todas sus políticas económicas son de un neoliberalismo extremo. Estableció un modelo corporativo de gobierno con los grandes grupos económicos y financieros que llamó “de diálogo y consenso” elevándolo a nivel constitucional en 2014. Los grandes empresarios elaboraron más de 100 leyes para favorecer sus intereses: política monetaria, fiscal, crediticia, laboral. Hasta el día de hoy, la política macroeconómica se subordina, sin condiciones, a las exigencias del Fondo Monetario Internacional.
Aumentó las ventajas a las transnacionales favorecidas con las privatizaciones de los servicios públicos y de la seguridad social. Ha dejado al país sin riqueza pública. Amplió las concesiones para la explotación de los recursos naturales en condiciones entreguistas. Hoy el 25% del territorio nacional está concesionado a la minería metálica y el oro ha pasado a ser el primer producto de exportación. Con lógica colonialista, ha favorecido el despojo de las propiedades indígenas ancestrales y arrasados bosques en zonas protegidas, dejando muerte y migración forzada.
Llegó al colmo de entregar una parte importante del país y el Gran Lago Cocibolca, principal reserva de agua dulce de Centroamérica, a un oscuro empresario chino, para la construcción de un canal interoceánico. Fue una concesión vendepatria que inscribió en la Constitución en 2014.
Este esquema se vuelve comprensible porque es un régimen corrupto donde la familia presidencial y sus principales allegados son también grandes capitalistas y participan de estos negocios como socios, usufructuando el control del Estado y sus instituciones.
Las reivindicaciones de las mayorías del país, -el más pobre del continente después de Haití- quedaron a un lado por el control corporativo de Ortega sobre las cúpulas sindicales y la represión. El salario mínimo, llega a 221.9 dólares al mes, el más bajo de Centroamérica. Las mayorías sobreviven con las remesas, que contabilizan mucho más que todas las exportaciones juntas, del 11% de la población migrante. Mientras, el capital disfruta de sus ganancias en un país donde no hay huelgas y todas las luchas y manifestaciones están prohibidas.
El Comercio Exterior sigue siendo principalmente con los Estados Unidos (60%) y parte importante del empleo formal son las maquilas, que operan con grandes ventajas por la explotación de mano de obra barata, principalmente de mujeres.
Como si no fuera suficiente el régimen es conservador, confesional y misógino. Ortega aprobó desde 2006 la criminalización del aborto terapéutico y ha perseguido e ilegalizado de forma sistemática a las organizaciones que defienden derechos de las mujeres.
El levantamiento popular del 2018 con de 355 muertos, 2000 heridos y centenares de presos, la eliminación de todos los derechos humanos, civiles y políticos ha mostrado, además, que Ortega y Murillo (aquí le agregaron: y su esposa Rosario Vicepresidenta ddesde 2017-NDRL) son dictadores. Declarados por los organismos de DDHH como perpetradores de crímenes de lesa humanidad. Lanlibertad, la democracia, la defensa de los derechos humanos, no puede ser relativizada. La dictadura debe ser condenada.
Mónica Baltodano
Dirigente del movimiento por el rescate a del sandinismo