3 preguntas a Sé como Nina
Patrick Le Tréhondat
El 31 de octubre, unos 150 trabajadores médicos del hospital de Oleksandriya fueron despedidos y no recibieron ninguna indemnización en el momento de su despido, es decir, no cobraron los últimos meses de trabajo ni recibieron compensación alguna por las vacaciones que no habían tomado. Estamos indignados por el hecho de que no nos hayan pagado los salarios desde hace dos meses. Algunos de mis compañeros no pueden siquiera subvenir a sus necesidades básicas porque su salario era su única fuente de ingresos. La dirección no le ha dado ninguna explicación al personal ni habló siquiera de la situación en una reunión, declaró Natalia Dimura, responsable del grupo de iniciativa de los empleados y enfermera del hospital.
A principios de noviembre, en la región de Jmelnytski (o Proskúrov), el personal tuvo que informar a las mujeres embarazadas del cierre de la unidad de maternidad. Estas tuvieron que buscar otro centro médico para sus futuros partos. Las enfermeras del hospital que informaron a Sé como Nina del cierre estiman que el cierre de este servicio podría ser una represalia de la administración contra el personal. En esta unidad de maternidad hay militantes que dirigen un consejo del colectivo y están organizando un sindicato. Es una venganza por el hecho de que denunciamos las violaciones de los derechos laborales y queremos justicia, denunciamos a los que se han adueñado de los fondos públicos, luchamos contra la corrupción, contra los que utilizan la guerra para enriquecerse, luchamos por nuestra supervivencia, dicen las enfermeras.
Estos dos hechos ilustran la importancia de la organización Sé como Nina en la defensa del sistema de salud ucraniano y de los derechos de los trabajadores. Oksana Slobodyana, presidenta de Sé como Nina, tuvo la gentileza de responder a nuestras preguntas.
¿Puede decirnos cuál es la situación actual de las enfermeras y del personal hospitalario? ¿Han mejorado las condiciones laborales y salariales?
Voy a empezar a responder a esta pregunta citando a Vitaliy Yunger, médico jefe adjunto de cuidados ambulatorios del Hospital Clínico Feofaniya de Kiev, que expuso claramente todos los problemas a los que se enfrenta la medicina ucraniana. Escribió en su página de Facebook: De hecho, el sistema sanitario ucraniano padece desde hace tiempo una serie de enfermedades que se han vuelto crónicas:
Falta de personal. Hay escasez de profesionales de la salud calificados. En los últimos años, esta tendencia se ha visto agravada por los procesos migratorios a gran escala. Incluidos los vinculados a la guerra. Algunos trabajadores y trabajadoras médicos han sido movilizados. El estado de la asistencia médica en el frente y en los territorios liberados merece una atención especial. La carga de trabajo del personal de salud ha aumentado considerablemente en todas las regiones. Los médicos buscan trabajo en el extranjero. Allí están más seguros, pueden planificar su futuro con tranquilidad y los salarios son mucho más elevados.
Escaso atractivo de determinadas profesiones médicas. Esta situación es el resultado de una reorientación hacia especialidades médicas con un fuerte componente comercial. La medicina de urgencia, incluidos los cuidados médicos de urgencia, la medicina de familia, la pediatría, los sectores de enfermería y paramédico y otras especialidades son los ámbitos en los que se registra una mayor escasez de personal. Al mismo tiempo, el sistema sanitario erige barreras para acceder a la profesión: es cara, lleva tiempo y es difícil estudiar. En segundo lugar, no es fácil encontrar un trabajo adecuado en la especialidad elegida, lo que, combinado con los bajos salarios y las agotadoras jornadas laborales, hace que la profesión médica resulte poco atractiva para los futuros jóvenes profesionales.
La gestión de los establecimientos de salud no siempre es eficaz. La falta de planificación estratégica y de una gestión operativa eficiente de los establecimientos sanitarios puede conducir a una distribución irracional de los recursos, tanto materiales como humanos. Todo ello provoca desmotivación e insatisfacción entre el personal de salud y, en consecuencia, repercute negativamente en la calidad de los servicios sanitarios.
En lo que respecta a las enfermeras ucranianas, voy a decir lo siguiente: siempre han tenido un trabajo difícil. La situación se complicó aún más con la epidemia de coronavirus y luego con el estallido de la guerra a gran escala. Aunque, antes de la invasión rusa de Ucrania, habíamos conseguido un aumento salarial, lamentablemente no todos los trabajadores sanitarios lo reciben. La guerra también privó a algunas instituciones médicas de fondos destinados a mejorar la salud y el trabajo del personal. Además, el número de días de vacaciones anuales se ha visto reducido. A pesar de ello, el personal de la salud sigue haciendo en conciencia su trabajo. Ya no tienen la oportunidad de defender sus derechos con manifestaciones, pero la salud y los intereses de sus pacientes siguen siendo la prioridad absoluta.
Las condiciones de trabajo también son una cuestión difícil. La carga de trabajo ha aumentado: a veces hay entre 30 y 40 pacientes por enfermera. La psiquiatría es la que más sufre: una enfermera puede llegar a atender hasta 60 pacientes.
Se siguen cerrando centros de salud, lo que deja a muchos empleados sin trabajo. En la región de Kropivnitski, por ejemplo, el hospital de Oleksandriya estuvo cerrado sin que los salarios atrasados fueran pagados durante varios meses.
En sus recientes declaraciones para Sé como Nina, se refiere a los problemas de discriminación sexista de las mujeres en los hospitales, en particular de las enfermeras, y a la igualdad de género. ¿Puede decirnos algo más al respecto? ¿Sé como Nina es una organización feminista? ¿Tienen algún vínculo con organizaciones feministas ucranianas?
Las mujeres, especialmente las enfermeras ucranianas, tienen una carga de trabajo excesiva. En sus lugares de trabajo, son responsables de la salud de los pacientes, deben reaccionar a tiempo y garantizar una atención médica rápida. Al mismo tiempo, la mayoría de las enfermeras ucranianas se ven privadas de posibilidades de evolución profesional y no se las estimula para que se perfeccionen. Además de su trabajo, una mujer tiene que criar a sus hijos, cuidar de la salud de su familia y del resto de su familia y ocuparse de la gestión de su casa. Por eso Sé como Nina plantea sistemáticamente esta cuestión. Buscamos un reparto equitativo de las responsabilidades en la sociedad. Es importante para nosotras, porque nuestra organización está formada principalmente por mujeres y cuenta con más de 85.000 miembros.
Sé como Nina siempre ha contado con el apoyo de organizaciones feministas como Taller feminista y Perspectivas de las mujeres. Organizamos con ellas seminarios y actos públicos.
Usted menciona también la creación de una plataforma para reunir a los profesionales de la salud. Háblenos de ese proyecto.
En muchos hospitales de distintas regiones de Ucrania, los empleados querían tener sindicatos independientes. Así que empezamos a crear activamente ramas locales de sindicatos. Sé como Nina se convirtió en la plataforma para la formación de esos sindicatos. Tenemos nuestro propio sindicato regional en Lviv, que inició la firma de un acuerdo con otros sindicatos independientes. En el futuro, tenemos previsto crear una aglomeración de sindicatos independientes en toda Ucrania. Juntos, podremos proteger nuestros derechos laborales, desarrollar la asistencia sanitaria y vivir con dignidad en nuestro propio país.