El cerco se estrecha, las libertades se desmoronan. 4 años después del estallido del Hirak, la solidaridad internacional es más necesaria que nunca.
En 2019, el movimiento popular, o Hirak, congregó a millones de manifestantes en las calles todos los viernes para exigir un régimen democrático
En 2019, el movimiento popular, o Hirak, congregó a millones de manifestantes en las calles todos los viernes para exigir un régimen democrático y, por tanto, el fin del poder de los militares. 4 años después, el movimiento sufre una represión sin precedentes.
Actualmente hay casi 300 presos y presas de conciencia en el país: desde adolescentes a ancianas, desde simples manifestantes a militantes y asociaciones sindicales autónomas, periodistas, blogueros... Pero son, en total, entre 1200 y 1500 las personas que han sido encarceladas durante este período, por su participación en las manifestaciones del Hirak o por haber criticado al gobierno. También denunciamos el uso absurdo de la "detención preventiva", prolongada para algunas de ellas durante 16 meses, para ser, finalmente, puestas en libertad al cabo de juicios con acusaciones completamente sin fundamento.
Algunos militantes defensores de los derechos humanos se encuentran bajo un duro proceso judicial, vinculado a la fiscalía antiterrorista, una vieja técnica de las fuerzas represivas. Manifestarse en favor de las libertades y la justicia social es ahora considerado un acto terrorista por las autoridades argelinas.
La Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos (LADDH) fue disuelta por "decisión judicial". Sus militantes son acosados por las autoridades y amenazados con ser encarcelados por los motivos más inverosímiles.
Los medios de comunicación independientes están también en la línea de mira. Radio M se vio obligada a cerrar e Ihsane El-Kadi, director de la misma y de Maghreb Emergent, fue detenido preventivamente, sumándose así a la siniestra lista de presos y presas políticos en Argelia.
Los sindicalistas autónomos son también objeto de ataques ya que constituyen una de las últimas formas de protesta democrática en un país empobrecido por los generales en el poder.
Estos últimos están preparando leyes destinadas a amordazar aún más la oposición. Estos proyectos, titulados “Proyecto de ley relativo al ejercicio de los derechos sindicales” y "Proyecto de ley relativo a la prevención y resolución de conflictos laborales colectivos y al ejercicio del derecho de huelga" representan un ataque a las libertades sindicales básicas y un obstáculo al libre ejercicio del derecho de huelga. Recordemos que Argelia ha ratificado los convenios internacionales relativos a estos derechos. Pero el objetivo de estas leyes es perverso ya que se dirige especialmente a los sindicatos autónomos de la Confédération générale autonome des travailleurs et travailleuses en Algérie (CGATA): en concreto, busca que la adhesión a organizaciones sindicales internacionales esté sujeta a la aprobación del gobierno. El objetivo es, por supuesto, sofocar la solidaridad internacional en un momento de intensa represión de la sociedad civil argelina, incluidos los y las sindicalistas autónomos.
La Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas exige la liberación de los presos de conciencia en Argelia y el cese inmediato de los procesos contra los militantes. Pide a los países que siguen invirtiendo en Argelia y que mantienen relaciones diplomáticas con el país que tengan en cuenta que esa democracia no es más que una fachada.
Hacemos un llamado a la solidaridad internacional ahora y de forma decidida.
¡Solidaridad con nuestros camaradas!
¡Manifestar y expresarse libremente no son crímenes!